Para repartir los escaños en cada provincia, en primer lugar se elimina a aquellos partidos que no hayan superado el 3% de los votos. En segundo lugar, la distribución de escaños entre los partidos políticos no se hace de forma proporcional, sino aplicando un sistema ideado en 1878 por Victor D'Hont, matemático y abogado belga que trabajó como profesor en la Universidad de Gante.
Este sistema es adoptado por un gran número de países (por ejemplo, Portugal, Países Bajos, Austria o Bélgica), aunque existen algunas otras alternativas, como los métodos Sainte-Laguë o Sainte-Laguë modificado y otros basados en cuotas de representación proporcional.
En cada provincia el número de votos necesarios para elegir a cada diputado es diferente. Por especificar los casos extremos, en 2016 fueron necesarios 96.272 votos por escaño en Madrid, mientras que en León se necesitaron 88.048 votos.
En resumen, según dónde vivamos y cómo de poblada esté nuestra provincia, así será el valor de nuestro voto a la hora de elegir los diputados del Congreso.
En las elecciones autonómicas la situación es diversa: puede haber circunscripciones electorales (como en el caso de las elecciones en Cataluña o Castilla-La Mancha, en el que las provincias tienen una determinada representación en el Parlamento autonómico) o no (como ocurre en el caso de comunidades uniprovinciales).
Las elecciones europeas y municipales son diferentes, ya que la circunscripción es única. En estos casos no es necesario garantizar la presencia de ningún 'subterritorio'. Eso hace que los resultados de aplicar el método de D'Hont en estos comicios sean similares a los obtenidos en un sistema de proporcionalidad directa.
Un sistema injusto
Como se ha podido comprobar, la injusticia en el reparto de los escaños se debería más al hecho de la división en circunscripciones y la asignación de escaños en cada una que al propio método de reparto elegido. En este sentido, si el reparto de diputados asignado a cada una de las circunscripciones se hiciera de forma proporcional, entonces el valor del voto sería más equitativo en las diferentes provincias, pero las provincias más despobladas no tendrían apenas representación parlamentaria.
Cada vez que se celebran elecciones en España se aviva la polémica sobre si hay o no que reformar nuestra normativa electoral. Sin embargo, esta polémica desaparece al constituirse los nuevos parlamentos que emanan de las urnas. No obstante, es importante que al emitir el voto –un derecho y un deber ciudadanos- seamos conscientes de su verdadero valor, que es muy elevado.
0 Comentarios