No es fácil llenar el vacío que deja en un pueblo una escuela cerrada. Es mucho más que un aula con las persianas bajadas y los pupitres sin niños, es palpar un poco la soledad. Darse cuenta de que ya nadie volverá a aprender a leer, a escribir y a contar en un edificio que fue sinónimo de vida y de futuro. Y una vez que ya no queda quien aprenda en esa escuela, ¿qué? ¿Cómo se atenúa el silencio de un pueblo por el que apenas quedan niños que corran por sus calles? Al sur de León, allí donde la provincia abre el horizonte al paisaje de Tierra de Campos, han tenido una idea para reabrir las puertas de las viejas escuelas de Matallana de Valmadrigal. Se han propuesto llenar el vacío con cuentos, novelas y poesías, con libros de viajes y leyendas de León, con clásicos y alguna que otra novedad, con aquellas series del Barco de Vapor y recuperados recetarios que llevaban tiempo sin abrirse. Encima de la puerta de la escuela, un edificio que es el apéndice de la iglesia del pueblo, ahora luce un nuevo cartel: biblioteca. Un proyecto que da una segunda oportunidad al colegio, ese lugar en el que muchos aprendieron a leer y al que ahora podrán volver para descubrir nuevas historias.
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https://www.lanuevacronica.com/libros-para-llenar-el-vacio-de-una-escuela-cerrada
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