En esta época cuando llega el buen tiempo —poco antes de la primavera—, las orugas de procesionaria abandonan sus nidos (unas bolsas blancas sedosas de más o menos un palmo de grandes que colocan en las ramas de los pinos) y bajan por el tronco hasta el suelo, circulando todas juntas en “procesión”, una a continuación de la otra, formando largas filas de entre 100 y 300 individuos; y avanzan lentamente buscando un lugar en el que enterrarse y pupar, hasta convertirse en mariposas llegado el verano.
El llamativo efecto y la curiosidad que provocan estas filas está en el fondo de muchos incidentes, cuando las personas (especialmente niños) y/o las mascotas (perros especialmente) intentan manipularlas, provocando las respuestas defensiva del insecto (pelos urticantes).
Cada oruga dispone a lo largo de su cuerpo de unos 500.000 pelos o tricomas especiales que asemejan morfológicamente a pequeños dardos o flechas envenenados. Su pequeño tamaño (100-200 µm // 1µm=0,001 mm) y el hecho de que puedan desprenderse con facilidad implica un riesgo importante de urticaria no sólo por contacto directo sino también vía aérea a través del efecto de corrientes de viento.
- El perro se muestra agitado, nervioso y respira de forma acelerada
- Agita la cabeza o la restriega por el suelo o entre nuestras piernas
- Se le hincha la cara o los párpados
- Se inflaman los labios y la mucosa oral
- Detectamos que no puede cerrar la boca debido a la inflamación de la lengua
- Produce una gran cantidad de saliva
- Jadea a causa del dolor
- Presenta dificultad para respirar
¿Cómo debemos actuar?
Si el perro ha estado en contacto con las orugas, lo primero es no perder la calma y sacar el perro de la zona donde haya las orugas (es fácil que en el momento de dolor o nerviosismo se produzcan nuevos contactos con las orugas empeorando las lesiones).
Luego, los veterinarios aconsejan lavar la boca con agua caliente o tibia (porque desactiva la toxina) sin frotar la zona afectada e intentando que el perro no la trague el agua sino que vaya de dentro hacia fuera para tratar de arrastrar los pelos de las orugas al exterior; pero lo más importante es ir rápidamente al veterinario para que puedan suministrar al perro un tratamiento con corticoides o antihistamínicos de acción rápida, pues existe el riesgo de un edema de glotis y por lo tanto una asfixia.
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