El 2018 ha llegado a su fin, pero no lo hará la lucha contra la violencia de género hasta que se consiga acabar con esta lacra social. Porque, en este año, 47 mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas y exparejas.


Sin embargo, esta cifra tiene dos caras que despiertan sentimientos contradictorios. Por una parte, la triste historia de 47 mujeres que se han convertido en víctimas mortales de una violencia arraigada en nuestra sociedad; pero también de 39 niños que han quedado huérfanos.

Por otra, la realidad de que esta crifra se convierte en la más baja en 15 años, desde que se empezó a contabilizar los casos en 2003.

Sensibilización, lucha social y visibilizarción han sido sólo algunas de las armas que se han sumado a las institucionales y al Pacto de Estado para poder conseguirlo. Y es que, 2018 ha sido el año en el que las mujeres han salido a las calles para reivindicar sus derechos, su libertad y su seguridad. El año en el que, por primera vez, se celebró el 8M una huelga feminista. En el que más mujeres han denunciado porque se les mostró a las víctimas que la sociedad sí las creía y no estaban solas.